#Opinión:
DIJISTEIS QUE LO IBAIS
A HACER Y LO HICISTEIS.
27 de Agosto de 2020 · Por Iria Ares
Dos años. Dos años han pasado ya desde el 24 de agosto de 2018, primer día de rodaje para nuestro proyecto Badaladas de Amor e Morte, un homenaje al cine de Orson Welles y a la dramaturgia de Roberto Vidal Bolaño.
Muchas cosas han cambiado desde entonces para Estudo Momento. La mejor noticia: nuestro sueño continúa, la trilogía homenaje a Welles, Hitchcock y John Ford se hará realidad. Pero vayamos a lo que nos ocupa: 2 años de Badaladas de Amor e Morte.
Gracias a los artículos en este mismo blog de Xoán Carlos Mejuto, actor y productor, Fernando Jover, director de fotografía, Xavi Gantes, fotografía de Making Of y Marino García, montador de Badaladas y del documental «Cómo se rodó el plano secuencia de más de 7 minutos de Badaladas de Amor e Morte», podréis haceros una visión global de lo que fue la experiencia de diseñar, producir, rodar y montar este cortometraje.
"Hacer cine como lo hubiese hecho Orson Welles".
Como directora, mi papel era el de intentar descifrar el cine de Orson Welles, su sentido del ritmo, del arte y de la vida. Su extraordinario genio como creador y narrador. Su particular mirada como cineasta y hombre de teatro. Nunca busqué una copia, una fiel reproducción de su estilo, sino un homenaje sincero.
Dibujo por Xoán Carlos Mejuto para el Diseño de Producción de Badaladas de Amor e Morte
Consciente de que el reto era prácticamente imposible, empecé a revisar una por una todas sus películas. ¿Cómo rodaba Orson Welles? ¿Cuál era el pulso que mantenía firmes y unidas todas sus imágenes?
A nadie sorprenderá que se hable en este artículo de sus famosos contrapicados, claroscuros o planos secuencia. De su sentido del ritmo en los diálogos y montaje. O de su extraordinaria voz narrativa. Nada nuevo. No perdamos el tiempo… ¿Qué fue lo que realmente descubrí y qué fue lo que quise homenajear?
Orson Welles y Jeanette Nolan en el set de Macbeth (1948)
Me centré fundamentalmente en dos aspectos: la figura contra el fondo y el ritmo del silencio.
Mis puntos de partida fueron la secuencia inicial de Otelo (1951) y el plano secuencia de Macbeth (1948).
Para el inicio de Badaladas de Amor e Morte, que se rodó en el Monte Pindo, intenté aplicar los mismos principios cinematográficos que advertí en esa secuencia inicial del Otelo de Welles, concretamente, la contracción del tiempo propia del sentido universal de la danza de guerra.
Cuando leí por primera vez un texto de Roberto Vidal Bolaño, la obra de teatro «Rastros», lo tuve claro: Roberto era uno de esos autores que escribe «en contra de» y no «a favor de». Que convierten su pasión y su rabia en un modo de expresión artística. Que te golpean y que no te permiten que te muestres indiferente. Y así es para mí, el cine de Orson Welles.
Foto fija de Badaladas de Amor e Morte, momentos de la secuencia inicial.
Fotografía: Vitor Mejuto.
Intenté crear una secuencia cinematográfica con la misma fuerza épica que pude advertir en el texto de Vidal Bolaño y en el Otelo de Welles. La vida contra la muerte, la figura contra el fondo. La luz contra la oscuridad. Y el continuo avance de la vida, que nunca se detiene. Avanzar, avanzar, avanzar… Y siempre «contra algo». Hasta que se produzca el salto definitivo, la muerte.
La voz de Manuel Lourenzo me permitía “coser” las imágenes, la música de Manuel Conde, transcenderlas y dotarlas de la originalidad de un sonido genuino, y el poema de Vidal Bolaño…, la MUERTE.
Ingredientes similares, distinta receta…En el video podéis ver la secuencia inicial de Badaladas de Amor e Morte.
Para la investigación del segundo aspecto, el silencio, diseñé un plano secuencia de más de siete minutos y apliqué otra versión del mismo principio, de ese avanzar continuo, con los diferentes matices en la expresión de la forma que pude advertir en el excelente plano secuencia del Macbeth de Welles, ¡de más de 11 minutos de duración! ¡Todo lo que daba de sí el rollo de película! De nuevo, la misma nota: avanzar, avanzar, avanzar…
En este caso el conflicto es interno. Como en todo Shakespeare, la pelea es contra uno mismo. Usé la cámara para articular el ritmo interno del dolor y del miedo de una pareja de enamorados que va a tener que decirse adiós para siempre. Acostumbrados a luchar y a sobrevivir, perderán esta última batalla.
La cámara se mueve alrededor de la tragedia. Evoluciona y enfatiza la distancia que crece entre los dos protagonistas. Se acerca. Se aleja. ¡Hasta duda! Pero avanza, siempre avanza. Debían aparecer los silencios, pero nunca las pausas…
Ocurre algo con este tipo de creadores únicos como lo era Welles, si sabes escuchar con el corazón, te abrirán puertas a dimensiones que están más allá de lo visible.
Gracias a mis visionados e investigaciones sobre sus películas, y por supuesto, a todo el trabajo desarrollado en Badaladas de Amor e Morte, descubrí que existe un ritmo que está más allá de la mente, y que sólo puede ser experimentado. No se puede hablar sobre él, no se puede poner en palabras, solo puede sentirse…
Orson Welles y Micheál MacLiammóir en Othello (1951).
Mi viaje hacia esas nuevas dimensiones empieza hace dos años con Badaladas de Amor e Morte. Tristemente, nunca sabré si el cortometraje les hubiese gustado a Roberto Vidal Bolaño y a Orson Welles. Sinceramente, creo que pondrían sus peros…
De cualquier modo, lo que sí sé que habrán podido observar es que MI HOMENAJE SIEMPRE FUE HONESTO.
En este artículo confieso que con Badaladas de Amor e Morte encontré parte de lo que andaba buscando. Aquello que el director del Festival de Cine de Medina del Campo, Emiliano Allende, definió como «pulso narrativo», refiriéndose a una de las mayores virtudes de Badaladas.
Fue un gran piropo. Pero el piropo más grande que nos han dicho hasta el momento para definir Badaladas es y serán siempre las palabras de Fernando Alfonsín, responsable de la posproducción de imagen en el corto. Un Fernando muy sorprendido al ver el resultado final de Badaladas y tras un silencio que pareció durar horas… (silencio, que no pausa), emitió su veredicto: «Dijisteis que lo ibais a hacer, y lo hicisteis. Es increíble. Habéis hecho un homenaje a Orson Welles.»
"Gracias".
Iria Ares,
directora.
PD: el título de Badaladas de Amor e Morte nace como un juego de palabras al juntar «Bailadela da Morte Ditosa», título original de la obra de Vidal Bolaño de la que se extrae el texto para la adaptación cinematográfica, y «Campanadas a medianoche», título de la película que Welles rueda en España en 1965.