Las aportaciones de Iria, directora de cine, confieren al montaje una visión más cinematográfica e innovadora, enfocada en el campo del “thriller” actual. La acción empieza en una mesa de interrogatorio, con Juan declarando en tiempo presente, y salta constantemente a una serie de flashbacks, -algunos de ellos “mentirosos”-, que aportan un dinamismo escénico que no tiene el texto original.
El intento artístico es la desarticulación del concepto mismo de VERDAD. JUZGAR UNOS HECHOS nos sirve única y exclusivamente para CERRAR UNA HISTORIA QUE RESTABLEZCA EL EQUILIBRIO. Pero algunas historias no pueden cerrarse nunca y es entonces, cuando la existencia se hace, para muchos, insoportable.
Con la puesta en escena, frontal, fría, metálica, aséptica, limpia, cercana al documentalismo del fotógrafo Eduardo Momeñe, queremos presentar a los dos protagonistas: JUAN Y JULIA, como DOS MENTES: una mira al PASADO, otra mira al FUTURO. Pero ninguna permanece en el insoportable PRESENTE.