Marilyn Monroe. El desborde constante que nunca es exceso

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Marilyn Monroe

El desborde constante que nunca es exceso

2 de Mayo de 2024 · Iria Ares

[NOTA] Iria Ares y Xoán C. Mejuto crearon el personaje de Paola D´Angio de Escándalo en Palacio basándose en una intuición: la libertad de Marilyn Monroe. Iria, escribió este artículo como parte de su proceso creativo como actriz y directora de Escándalo en Palacio.

1962. El final o el principio de todo.

No se puede definir con exactitud el año, día, minuto o segundo en el que se produce aquello que los que saben llaman “los hechos».

Pero, añadamos un poco de precisión histórica. Al comenzar la biografía de nuestra heroína, Dostoyevski confesó sentirse un tanto confuso. Y es que, por más que llame a su Norma Jane, Marilyn, sabía muy bien que no se trataba de una gran mujer. Ni mucho menos de una gran actriz. “Ya me estoy imaginando preguntas como éstas -escribió el talento ruso-: ¿Qué tiene de notable? ¿Ha hecho algo especial? ¿Quién conoce los verdaderos motivos de su fama? ¿Por qué debería yo, como lector, perder mi tiempo con este artículo diseñado para confundirme, tergiversando hechos y personajes históricos que siempre se han aceptado como “verdad”?”. La última pregunta es la más decisiva.

La vida no es una sucesión lineal de acontecimientos. -Y esto lo escribo yo, no el autor de “Los hermanos Karamazov”-. La vida se define en momentos discontinuos que saltan sin previo aviso de la línea de nuestro tiempo, para convertirse en eternos, en verdad.

En 1962, el tiempo saltó. Intentemos definir este momento como un “pozo de verdad” en el que uno SIEMPRE cae. Caminemos en círculos, ¿figura geométrica preferida por nuestra mente?, y nunca salgamos de una aproximación parcial. ¿Era Marilyn una gran actriz? “La última pregunta es la más decisiva, pues sólo puedo responder a ella de este modo”.

Marilyn Monroe por Richard Avedon
Tal vez lo vean ustedes mismos revisando sus películas. Pero, ¿y si ven esas películas y no lo ven? ¿Y si no están ustedes de acuerdo con la singularidad de Marilyn Monroe? ¿Y si piensan que Netflix puede ofrecer “su verdad” en un producto pseudo-marketiniano llamado Blonde y convencer al astuto lector, que no a la lectora, de su versión de los “hechos”?
“La última pregunta es la más decisiva, pues sólo puedo responder a ella de este modo”.

Si hablo así es porque intuyo -al igual que Dostoyevski-, con pesar, que puede ocurrir algo semejante. Para mí, Marilyn es una gran actriz, puede que la mejor, pero no estoy segura de si seré capaz de demostrárselo al lector o, especialmente, a la lectora. El caso es que, seguramente, se trate de la mejor actriz de la historia, pero una actriz un tanto imprecisa, que no ha acabado de manifestarse con claridad.

Por otra parte, -decía también el ruso- en los tiempos que corren resultaría extraño exigirle a nadie buen gusto por el cine. Disculpen la licencia.

Con todo, hay algo que parece indudable: se trata de una actriz única, extravagante incluso.
Pero la rareza, la extravagancia, no dan precisamente derecho a reclamar la atención ajena,
sino que más bien perjudican, sobre todo cuando el mundo procura conectar los casos
aislados -hechos- y encontrar algún nexo común -tiempo- en la confusión generalizada
-Netflix-. ¡Perdón!.

Pero normalmente un individuo extravagante constituye una peculiaridad, un caso aislado.
¿No es así?

Ahora bien, si no están ustedes de acuerdo con esta última tesis y contestan: “No era una gran actriz”, o: “No era la mejor actriz”, es posible que yo -y de paso Dostoyevsky, recuperemos la confianza en lo tocante al grado de perfección actoral que alcanzó mi heroína -que no la del autor ruso de estos breves fragmentos o verdades que acaban
ustedes de leer, instantes en los que se detiene el tiempo-.

¿Están ustedes por fin lo suficientemente confundidos?

Bien. Vayamos, por fin, al meollo del asunto: Marilyn Monroe fue capaz de alcanzar, en su arte, el mismo nivel de precisión artística que alcanza el genio de un escritor, en la mejor de sus novelas. ¡Pum!

Marilyn Monroe por Eve Arnold

Pero fíjense, “No es un caso aislado, es la portadora de la esencia del conjunto, y nosotras, actrices -ya nos ocuparemos después de los actores-, como vientos inconstantes, nos separamos temporalmente, por la razón que sea, de ese conjunto…”.

Lo cierto es que tampoco tenía intención de enredarme en estas explicaciones tan poco interesantes y tan confusas, y podría haber empezado mi artículo sin más preámbulos: si gusta, la gente lo leerá de todas maneras. Lo malo es que esto no lo he escrito yo, sino un tal Fiódor Dostoyevski -miembro inequívoco de los pertenecientes al llamado conjunto- yo sólo soy, en el mejor de los casos, un viento inconstante.

Marilyn Monroe: “No era una gran actriz” o “No era la mejor actriz”, era LA VERDAD. ¡Pum! Un salto en el tiempo.

Si uno mira, y ahora apliquemos un poco de lógica y menos literatura, cualquiera de sus películas, deberá advertir al instante ese ¡Pum!, ese salto en el tiempo. ¿Quieren más lógica? De acuerdo. Adviertan tres características: belleza, libertad e inconcreción. Nada es perfecto. Nada es previsible. Nada es abarcable. Todo es eterno. Esa es la gran paradoja de la vida. Y el fin último del ARTE DE LA ACTRIZ es HACERLE EL AMOR al tiempo. Marilyn Monroe fue quizá, la mejor de las amantes. Tocada por LA VERDAD ARTÍSTICA. Esa que no puede definirse. Una ola que desborda, a la que sólo puede una entregarse.

Ya… ¡Ya lo sé! El lector quiere HECHOS y no PALABRAS. La lectora desea manifestarse en contra de lo que yo escribo. Pero déjenme seguir, por favor. Todavía estamos empezando.

Escojamos tan sólo tres -después les explicaré por qué este número- fragmentos del conjunto. Tres momentos de la carrera de Marilyn Monroe, para intentar expresar el sentido del ARTE VIVO que alcanzó en cada una de sus interpretaciones.

Primero revisen EL PRÍNCIPE Y LA CORISTA, -ya les dije que me ocuparía más adelante de los actores-. ¿Puedo contarles un secreto? Imagino que, a estas alturas, ya podremos mantener esta línea de intimidad y confianza. Veamos. No existe ni una sóla secuencia, plano o si me apuran contraplano en el que Laurence Olivier llegue a la altura del brillo de Marilyn Monroe. Entiendo que semejante afirmación merece un acercamiento más profundo. Procedamos. Me basta únicamente un fragmento del conjunto, una secuencia. Aunque les animo a ustedes -una vez revelado el secreto- a hacer la prueba en cada minuto de este film.

Secuencia del enamoramiento entre Monroe y Olivier. Suenan los violines. Marilyn canta. Momento cumbre para una estrella. Todo es tiempo detenido. Un minuto que sabe a eternidad. Olivier se levanta. Embriagado. El actor está prácticamente preparado para pronunciar las palabras mágicas. Todo a favor. Sonrisa en la boca. Contraplano de Marilyn, comparen una sonrisa y otra. El abismo es atronador. Volvemos al plano de Olivier: “I love you”. Esas palabras apenas salen de su cara. ¡No atraviesan la pantalla! Muertas. Vacías. El espectador está perdido. Frío. Casi se va del momento. ¡Esperen! Contraplano. De nuevo Marilyn. Lo que pasa a continuación… El “I love you” de Marilyn golpea el corazón. Lo levanta de la lona. Y lo sumerge en el silencio. En Marilyn todo es luz. Todo vuelve a la vida. Una y otra vez. Eterno. Revisen. Vuelvan a la película. Vayan a ese momento. Díganme si han advertido el abismo entre estas dos estrellas.

“La última pregunta es la más decisiva, pues sólo puedo responder a ella de este modo”.

El Príncipe y la Corista

Segunda película. Sigamos con la lógica. Con los hechos. Vayamos con NIÁGARA.

Estrenada en 1953 y dirigida por Henry Hathaway. Bla, bla, bla. ¿Lo ven? Esa es la lógica de los datos, enfriar cada momento de la vida. ¡Pum! De nuevo, todo el universo masculino se empeña en demostrar su precisión, su rigor, su seriedad. Bla, bla, bla. ¡Pum! Marilyn… Y ya no existe el tiempo. Vamos a acelerar los procesos. Siento que ya entienden ustedes la dinámica. Secuencia del tocadiscos. Suena de nuevo la música. Marilyn abre la puerta.

Vestida de rosa atronador. La cierra tras de sí. ¿De qué universo llegaste, Marilyn? Se apoya en el quicio. Siempre en el umbral. Ambigua. Los labios, húmedos, brillan. No más que el pelo. Iluminación perfecta. Sentido de la ética y de la estética. Todo el cuerpo fluye.

La actuación NO ESTÁ EN LA CARA. Sale del sexo. Sí, de ese centro sexual que todos tenemos. Que todos hemos aprendido a censurar, a reprimir, a odiar. No Marilyn. Libre. Estética. Actriz. El tiempo se detiene. De nuevo caemos al pozo de lo eterno. Un plano general de perfil para transmitir lo inalcanzable, la distancia. En el Hollywood clásico la gente hacía muy bien su trabajo. ¿Recuerdan lo que les decía del conjunto? Marilyn no podría haber existido sin esa “mirada cinematográfica del antiguo Hollywood”, pero eso es materia para otro artículo. “¿Por qué tú nunca te pones un vestido como ese?”, pregunta el recién casado a su amada. Privo al lector y a la lectora de la respuesta, ¡a ver si así ven la película! Plano americano, esta vez por delante. Marilyn mira a su alrededor. Ella brilla, los demás, no. Boca entreabierta. Vibra. Flota. Nada está quieto. Todo es vida. Todo es inconcreto, bello e inabarcable. ¿Recuerdan las tres características? Suena Kiss Me. ¡Pum! Marilyn entra en un estado alterado de conciencia. Ya está totalmente entregada. Ya no es ella. Ya está más allá del tiempo. ¿De qué universo viniste, Marilyn? Ya no camina. Flota. Yo no está viva ni muerta. Ya ha trascendido la imagen. Se marcha. Volvemos al plano general. De cuerpo completo. Tenemos que ver cómo flota esa criatura. Camina desnuda pese a ir perfectamente vestida. Ya no es ella. Fíjense. Fíjense bien, por favor. Ya no es nadie. Y sin embargo lo es todo. Su presencia, su alma, ha invadido la pantalla y se ha quedado en ella para siempre. Primer plano. Canta. De nuevo, momento cumbre para la estrella. Respira. Vive. Trasciende. Totalmente entregada. Sólo el macho rompe el instante. Incapacitado para entender el momento que se ha presentado ante él. ¡Se acabó! No aguanto más. La mente interviene. No soporta no ser ella la que manda. La mente…

Antes del tercer ejemplo, les explicaré, como les prometí, por qué únicamente tres. Porque el tres es el número perfecto para engañar a la mente. ¿No querían datos? Si su mente escuchara o leyera el número tres, automáticamente quedaría instalada dentro de la figura geométrica más simple, el triángulo, el primer marco de referencia. Con el número dos… le faltará algo. Entrará en permanente conflicto. Obligada a decidirse por un elemento o por otro. ¿Son ustedes capaces de dibujar un triángulo? Bien… y si hablamos de una circunferencia… ¡Pum! Voy a hacer otro salto en el tiempo. E inducir a la mente del lector, y me atrevo a decir que también a la de la lectora, en otro de esos “pozos de tiempo”. Olvídense por un instante del número tres. Les advierto que es un “engañabobos”. Vayamos con otro miembro ilustre del conjunto, un tal Chuang Tzu y su historia de Chu’i el delineante. Atiendan bien:

Chu’i el delineante trazaba circunferencias
más perfectas a pulso que con la ayuda de un compás.
Sus dedos creaban formas espontáneas salidas de la nada.
Mientras tanto, su mente permanecía libre y
despreocupada por lo que hacía.
No necesitaba aplicarse,
su mente era perfectamente simple y no conocía obstáculos.
Por ello, cuando el calzado es cómodo, se olvida uno del pie;
cuando el cinturón es cómodo, se olvida uno de la cintura;
y cuando el corazón está apaciguado, se olvida uno
de “a favor” y “en contra”.

Si no hay impulsos, compulsiones, necesidades ni atracciones,
entonces tus asuntos están bajo control.
Entonces eres un hombre libre.
Lo sencillo es lo adecuado.
Empieza bien y será fácil.
Continúa con sencillez y lo estarás haciendo bien.
El camino adecuado para ir de una manera sencilla
es olvidar que el camino es adecuado
y olvidar que se hace con facilidad.

Chuang Tzu.

¿Creen ustedes que Marilyn Monroe era capaz de trazar circunferencias más perfectas a pulso que con la ayuda de un compás? Entonces empiezan ustedes a estar de mi parte.

“La última pregunta es la más decisiva, pues sólo puedo responder a ella de este modo”.

Si todavía no he conseguido introducirles en el mito de Marilyn Monroe, les diré que nació en el mismo momento en el que murió Jesús de Nazaret. ¿Me he desbordado ya en exceso?

La técnica sigue siendo la misma. Emplearé todos mis recursos en el tercer y último ejemplo. Pero recuerden, sólo son datos. No se puede definir con exactitud el año, día, minuto o segundo en el que se produce aquello que los que saben llaman “los hechos». CON FALDAS Y A LO LOCO. De nuevo, el análisis cinematográfico. Elegiré la secuencia conocida como “Shell Oil Junior”. En la playa, Curtis y Monroe se conocen. Marilyn ha llegado a perfeccionar el arte que ha buscado durante toda su carrera: la libertad actoral. Ella es, siente, respira y vive como una niña. Nunca ha querido ser nada más ni nada menos. Una niña… feliz. En esta secuencia, puede uno percibir, una y otra vez, la culminación de su evolución artística. Los primeros planos, con la melena rubia agitada y recortada sobre las trasparencias, en blanco y negro, confieren al propio halo de la estrella un aire de inmortalidad. Wilder lo sabía. Con este fragmento de película, estaba robándole un instante, al tiempo. Marilyn desaparecería, este momento filmado, no.

Si continuamos con el desborde constante… podríamos muy bien aceptar a Billy Wilder como otro de esos miembros pertenecientes al selecto conjunto, emparentarlo con Dostoyevski, Chuang Tzu y Jesús de Nazaret. Sigamos enredando y tiremos de precisión histórica. En este momento cumbre de la carrera de Monroe, Billy Wilder interpretó el papel de Jesús de Nazaret ante sus discípulos y ante todo Hollywood, presentó a la actriz de esta manera:

Él (Wilder) llamó a un niño (Marilyn), lo puso en medio (película) y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial».

San Mateo (18, 1-5.10).

No existe técnica actoral capaz de alcanzar la eternidad, pero si seguimos los pasos de Marilyn, si absorbemos las cumbres que alcanzó poniendo su arte al servicio de su libertad, quizá podamos, actrices, actores, y ¿por qué no? lectoras y lectores llegar a alguna suerte de consuelo existencial.

“Mi cuerpo es mi cuerpo
cada una de sus partes”.

Marilyn Monroe

Marilyn Monroe perdurará no como una gran actriz, no como “la mejor actriz”, sino como un mito. Como un momento existencial. Como un instante de no-tiempo. De no-mente. Eterna.

1962. El final o el principio de todo.

THE ESSENTIAL MARILYN MONROE Milton H. Greene

Artículo de Iria Ares,
Marilyn Monroe.
EL DESBORDE CONSTANTE QUE NUNCA ES EXCESO.

 

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL LLEGA A ESTUDO MOMENTO

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LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL LLEGA A ESTUDO MOMENTO.

Primera colaboración con Futura Vive Robots.

12 de Abril de 2024 · Alejandro Menéndez, creador de FUTURITA

[NOTA] Antes de leer el artículo de Alejandro Menéndez, director artístico de la proyección de Futurita en la obra teatral Escándalo en Palacio, cabe recordar al lector que Escándalo en Palacio supone la primera colaboración de la productora Estudo Momento y de sus creadores Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto con una Inteligencia Artificial.

Conocimos a Alejandro gracias a su padre, Roberto Menéndez, CEO de Futura Vive. Las primeras pruebas las realizamos en la Feria del Empleo en la Era Digital, FEED 2023, donde acudimos como presentadores del X Congreso de Talento Digital.

El primer prototipo de FUTURITA fue todo un éxito y la declaramos Ministra de Inteligencia Artificial de EXcandalonia. En las fotografías podéis ver a Bernard Mathieu (Xoán Carlos Mejuto), Presidente de EXcandalonia, Paola D´Angio (Iria Ares), Primera Dama de EXcandalonia y Roberto Menéndez, CEO de Futura Vive, en el X Congreso de Talento Digital, que se celebró en noviembre de 2023 en La Nave, Madrid.

Ahora sí, disfruten del artículo de Alex.

Es evidente que el día en el que la Inteligencia Artificial tome control del mundo cada vez está más cerca. Pero ¿cómo de cerca? ¿Lo suficiente como para que se conviertan en ministros?

A mí personalmente, me parece que no queda tanto, no queda tanto para ver a una Futurita completamente funcional en nuestras vidas.

Cuando conocí a Iria y a Xoan, me presentaron un proyecto muy interesante, que desde el minuto 1 me atrajo, tanto por el proyecto en sí, como por su forma de trabajar, listos siempre para una nueva aventura.

Para este proyecto fue esencial entender los principios del Teatro Cómico (Gracias Iria por echarme una mano). Transmitir las emociones de un personaje desde un boceto a una pantalla es realmente complicado, hacer ver al espectador lo que quieres transmitir consiste en ponerte en su piel a la hora de crear, es un proceso de empatía escénica.

El hecho de hacer al personaje reírse y que el espectador lo entienda suena más fácil de lo que es, para añadir los gestos lo primero que hice fue verme ejemplos reales de las acciones tanto en dibujos animados como en personas, lo segundo que hice fue dibujarlo, y finalmente, animarlo.

El paso de un programa a otro he de decir que fue una absoluta locura, porque un cambio de guión (los ha habido) significa tener que volver a hacer todo el proceso de nuevo, y estamos hablando de programas que tardan tiempo en exportar sus productos. Aun así, logramos conseguir todo a la perfección como todos hemos preferido, de manera perfecta. Y gracias a mis compis en escena, logramos darle una vida increíble a Futurita.

El proceso de hacer a Futurita ha sido extremadamente divertido, trabajar junto a Iria Ares, poniéndole voz a nuestra pequeña asistenta robótica, y a la vez preparando un guión para hacer que a cada segundo que pase, cobre más y más vida, ha sido una experiencia preciosa, que sin duda estoy deseando volver a repetir y mejorar en futuras entregas.

¿Coincidimos todos en que nuestro equipo presidencial es mejor con Futurita? Espero que vuestra respuesta sea un rotundo SI, porque si es así, estaré encantado de volver a programar a una Futurita lista, divertida y extremadamente pícara (jeje, ya veréis cuando cobre vida y tome control de todos nosotros)

Concluyendo, ha sido precioso trabajar junto a mis amigos de Estudo Momento, y lo seguirá siendo para muchas más entregas por venir (si con suerte no me quita una IA el trabajo). Con esto, me despido y desconecto mi pantalla como mi Futurita.

Alejandro Menéndez,
creador de FUTURITA.

Escándalo en Palacio, alta comedia. 
Idea Original de Pedro Ruiz adaptada por Estudo Momento.  
Estreno junio de 2023 en el Teatro Lara, Madrid.

La música de Balle Voyage. Visión del compositor

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La música de Balle Voyage. Visión del compositor

27 de Julio de 2023 · Manu Riveiro, compositor.

El lenguaje

Todo comienza mucho antes de que uno se da cuenta. Al igual que un bebé aprende a hablar sin la necesidad de tener consciencia de ello, el lenguaje musical va ocupando un espacio en el cerebro del oyente mucho antes de que este tenga uso de razón.

Nunca he tenido claro del todo en qué punto está la línea que separa la razón de la intuición en lo que se refiere a la
percepción de las emociones que la música puede llegar a generar en la psique humana. No me cabe duda de que un grito de dolor puede entenderse o decodificarse en cualquier parte de nuestro planeta, pero ¿qué grado de culpabilidad tiene la exposición a la cultura sonora a la hora de percibir un tema de amor, uno dramático o uno de tensión por ejemplo?

Efectivamente, tanto en el teatro, como en la ópera o el cine, el uso de los elementos visual y sonoro, tienen la capacidad de crear vínculos entre lo que se ve y lo que se oye, muchas veces imprescindibles para entender la historia que se nos está contando.

Esa dualidad, sin duda, es la que nos va mostrando en gran medida, la forma en la que debemos entender o interpretar el lenguaje sonoro.

Influencias

Cuando te enfrentas a un ejercicio de retrospección, es importante poner el foco en todos aquellos elementos que  destacan por ser parte de un todo que lo hacen diferente al resto.

En Balle Voyage, Iria Ares, su directora, me propuso el reto de ponerme en la piel de Bernard Herrmann para narrar con música una historia que ella misma narraría desde la óptica de Alfred Hichcock.

Cine y música van de la mano a través de un lenguaje visual y musical que hoy en día permanece en la memoria de gran parte del imaginario colectivo, y forman parte de esos códigos audiovisuales que casi sin darnos cuenta, usamos para decodificar muchos de los mensajes que nos llegan a través de los medios.

No sin reticencias, uno se dispone a enfrentar un acto de suplantación de identidad artística de forma consciente, en la que no tiene claro el grado de proximidad que podrá alcanzar.

Pero lo cierto, es que con el tiempo también llegué a caer en la cuenta de que eso no es lo importante. Quizá, en este momento lo más importante, sea el grado de honestidad que uno pueda llegar a alcanzar consigo mismo para afrontar un homenaje personal a un estilo, a una época que hoy en día parece tan lejana, por lo menos en cuanto a tendencias.

No me cabe la menor duda que en el camino han ido apareciendo no sólo las armonías o los saltos interválicos de Herrmman, sino que también ha estado presente la sincronía efectista de Carl Stalling o Max Steiner, haciendo honor al actualmente conocido Mickey Mousing. Shostakóvich o incluso el propio Verdi con el evidente uso del leitmotiv.

La estructura temática

El misterio que encierra el escenario de un crimen, dos personajes sospechosos, un cadáver y una dama.

Es el caldo de cultivo perfecto para contar una historia a través de las dudas que puedan generar los personajes en el espectador.

Existen cuatro leitmotiv en la historia, que son muy reconocibles.

El primero de ellos es el que pertenece al escenario del crimen, misterioso, con cierta tensión, en la que probablemente cobre menos protagonismo que la armonía y la figuración rítmica, que se convertirá en una constante en la narración:

El segundo se expone con la dama. Es un leitmotiv que representa la atracción, el deseo:

El tercero representa al villano, sin rodeos, la música se posiciona y delata al personaje:

Y el cuarto es la transformación del deseo en pasión. La dama toma partido en el desenlace y eso genera en el protagonista el impulso necesario para resolver la tensión que se había generado en torno a ellos dos:

Conclusión

Cualquier homenaje artístico debe ser honesto, y este, sin duda se ha hecho desde el más absoluto respeto.

Una de las cosas más importantes a la hora de abordar una creación, no es tanto el resultado sino el propio camino, el proceso creativo, porque es en ese trayecto donde uno puede acercarse desde una perspectiva más personal a la visión de alguien a quien admira, y se deja influenciar de forma consciente por la estética de su arte.

El constante aprendizaje es probablemente uno de los mayores generadores de motivación con el que personalmente comulgo, y sin lugar a dudas, el mayor aliciente para continuar en el camino.

Manu Riveiro,
compositor.

La BSO de Balle Voyage está interpretada por la OSG, la Orquesta Sinfónica de Galcia. Su grabación tuvo lugar en enero de 2023, en los Estudios Mans de A Coruña.
Making of de la grabación por Gutier Rolán:

BALLE VOYAGE. HERMOSAS CRIATURAS

#colaboracion:

Balle Voyage.

HERMOSAS CRIATURAS

13 de Abril de 2023 · Xavi Gantes

Siempre he pensado que a veces me gustaría que mis ojos fueran cámaras, para poder tomar fotos o grabar todo aquello que pasa ante ellos que me parezca digno de ser documentado; digno de-ser-documentado-digno-de-ser-documentado-digno-de ser- documentado. No, no es una errata: es una manera algo burda de ser sutil (también es burda mi retórica, es lo que hay…)

Una de las cosas que más me gusta de que Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto (ya lo sabréis, pero ellos son Estudo Momento) me llamen, es que siempre sé que voy a presenciar algo digno de ser documentado, y que además será algo relacionado con la creación; y qué puede ser más creación que poder fotografiar el nacimiento de dos personajes: Annie y el Agente D, los protagonistas del nuevo proyecto de Estudo Momento: “Balle Voyage”, un homenaje al maestro Alfred Hitchcock.

Fuera del mundo audiovisual, las pruebas de maquillaje y caracterización son muy desconocidas, pero son una parte importante de la creación de un personaje, de la gestación y el nacimiento de la criatura. Y como aquellos que me conozcan sabrán, lo mío es documentar esos procesos, que me resultan fascinantes.

Imagino a los actores como constructores: constructores de personalidades, ladrillo a ladrillo, palmo a palmo; ver llegar al set a Iria y a Xoán Carlos, los Iria y Meju de siempre, y ser testigo de cómo poco a poco van realizando una labor de ensayo-error hasta dar con aquello que buscan, hasta encontrar a Annie y al Agente D, es francamente interesante. Y para mí, como fotógrafo, captar esos cambios, muy pequeños al principio y más evidentes a medida que los actores se visten, literalmente, de sus personajes, es una especie de chute de adenalina: persigo no sólo el glamour que es parte intrínseca de “Balle Voyage”, sino las miradas que ambos lanzan al espejo, convertido en este caso en un lienzo sobre el que pintan y matizan su actuación, durante esa transformación (creo que ya os dije que mi retórica es la que es…)

En dos días de pruebas de maquillaje, pelucas, peinados y cambios de ropa, fui testigo de lo que significa para dos actores ser actores. Capa tras capa pude ver cómo iban puliendo gestos, cómo hasta la posición corporal se erguía para llegar a ser una composición nueva cargada de reminiscencias de la grandísma Grace Kelly (para mí siempre será Lisa en “La ventana indiscreta” y no la princesa Grace de Mónaco) y el casi inalcanzable Cary Grant (sé que Meju se inspiró en el Devlin de “Encadenados”, pero no puedo dejar de ver a Roger Thornhill, el espía por accidente de “Con la muerte en os talones”)

Os hablaba antes del espejo como lienzo para los actores, pero para mí, como fotógrafo, es una ventana: una ventana a otro mundo, en el que la mirada que me devuelven ya no es la de mis amigos, sino la de los personajes.

Me ha encantado ver cómo ante esa ventana los actores no sólo miran, sino que escudriñan, como aves de presa; la intesidad, la profundidad de su examen y sobre todo el tener clarísimo que aunque yo los observo a ellos, sus ojos buscan dentro de sí mismos, obviándome por completo, me resulta terriblemente sugerente.

La eclosión de todo ese proceso fue, finalmente, la sesión de fotos con Gabi Gago, en la que Annie y el Agente D cobraron vida ante la cámara, en una especie de acto de presentación en sociedad, los primeros pasos de dos recién nacidos que se irían fortaleciendo y creciendo hasta el mismo rodaje del corto. Son esos robados que hice mientras Gabi trabajaba los que creo que retratan a esas dos personas diferentes, recién creadas, que se relacionan con el resto de nosotros como invocados por un medium, traidos por Iria y Meju desde un lugar muy, muy lejano.

Como conclusión final, se me ocurre otra “sutil” metáfora (estoy sembrado) en la que un making of se convierte en el álbum de fotos de la vida de un personaje, desde que nace hasta su edad adulta; pero a lo mejor es menos “sutil” de lo que yo mismo creo, vosotros sabréis…

Xavi Gantes,
Fotografía de Making Of.

¿Quieres ver la sesión de fotos desde dentro?
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ACTORES

Iria Ares
Xoán C. Mejuto

Vestido de Iria Ares:
Roberto Diz
Vestuario Xoán C. Mejuto: 
Eva Silla, Javier Miguel Casero, Yolanda Zas e Fernando Cabello
Joyas:
Joyería Obradoiro
Zapatería:
Olivares
Caracterización:
Mara Collazo y Montse Boqueras.
Estudio:
Gabi Gago.

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Un homenaje a Hitchcock dirigido por una chica Hitchcock

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Un homenaje a Hitchcock dirigido por una chica Hitchcock

MEMORIA DE DIRECCIÓN de Balle Voyage

19 de Diciembre de 2022 · Iria Ares

Balle Voyage o el reto de «hacer cine como se hacía antes», plantea un interrogante creativo y artístico para su directora: ¿Es necesario un Hitchcock 2.0?

Casi cien años después del debut del gran director británico con The Plesure Garden, nuestra sociedad es bien distinta. Como espectadores hemos perdido nuestra inocencia y como cineastas nuestra paciencia. Con un escenario así, cuesta pensar que los viejos trucos del mago del suspense tengan vigencia hoy. La intención de este proyecto es poner a prueba dichas conclusiones.

El homenaje parte de una premisa que Hitchcock articulaba desde un punto de vista formal en cada una de sus películas: como seres humanos nos aterroriza tomar las decisiones incorrectas. En sus historias, la emoción se consigue operando indirectamente sobre la escala de valores del espectador, deslizándose entre las grietas de su inconsciente, pretendiendo sacar la oscuridad, su maldad, a la luz.

En contraposición con la mayoría de productos del cine actual, que utilizan el estado de ánimo del actor para expresar emociones de manera explícita, Hitchcock utilizaba su cámara. A través del lenguaje cinematográfico, transfería sus propios conflictos internos al espectador, universalizando una «manera de ver», poniendo una lupa el interior de la mente humana.

Y es aquí en donde podríamos especular con la vigencia y pertinencia de su estilo. Para este proyecto, recuperar y estudiar esa lupa, esa «manera de ver cine», de tensar y destensar la cuerda de la emoción, constituye un reto artístico al alcance de muy pocos.

Para conseguirlo, incidiremos en dos aspectos fundamentales infravalorados por el cine actual: el estilo de interpretación de las estrellas del antiguo Hollywood y el lenguaje compositivo universal del llamado cine puro.

La manera de entender la interpretación cambia a partir de los años 70. Actores como DeNiro y Pacino traen otro tipo de cine. Ni mejor ni peor, pero otro. En Balle Voyage, recuperaremos el estilo de interpretación de las estrellas del Star System. El Agente D es un homenaje al Cary Grant de Encadenados sometido a las peripecias argumentales de Con la muerte en los talones y Annie, una evolución natural de la «chica Hitchcock», con la gracia y el glamour de Grace Kelly, pero `desencadenada´ de las ataduras morales y sociales de su época.

Desde un punto de vista formal, trabajaremos para crear un universo único a partir de una estilización de la actualidad, con la elegancia, la sofisticación, la sobriedad y el sentido de la medida que caracterizaban el trabajo de una estrella de cine en la época del Hollywood clásico.

En lo que concierne al lenguaje cinematográfico del llamado cine puro, recurriremos a las composiciones propias del «estilo Hitchcock»: encuadres con fuertes picados y contrapicados, travellings expresivos sobre los pensamientos de los protagonistas, notas altas insertadas en el montaje de secuencias clave, y por supuesto, transferencia del punto de vista. El tratamiento del color también ha de tener su papel protagonista, pues Hitchcock era un auténtico perfeccionista en su utilización, como herramienta expresiva capaz de transmitir toda una paleta de emociones.

Todo ha de articularse para que realmente nos sintamos dentro de la mente humana, como un mirón que observa desde la seguridad de la distancia comportamientos que ensanchan los límites de la moralidad y con los que claramente nos identificamos.

El elemento formal visual que confiere empaque a todo este universo vendrá dado por el estilo de la arquitectura del Monte de San Pedro. Una localización perfecta desde la que cimentar un look visual total que nos traslade a las persecuciones en lo alto del Monte Rushmore de Con la muerte en los talones, pero, en esta ocasión, con la ciudad herculina como fondo del cuadro.

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Iria Ares,
Directora de Balle Voyage.

Título: Mi Top 10 de FOTOGRAMAS. Programa CLASSICS de Jose Luis Garci

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Mi Top 10 de FOTOGRAMAS.
Programa CLASSICS de Jose Luis Garci

08 de Septiembre de 2022 · Iria Ares

Esta entrada de blog es un momento muy especial para el equipo de Estudo Momento. Para celebrar el regreso del cine clásico a tv, gracias al programa #classics de TRECE presentado por #joseluisgarci, nos sumamos al movimiento #quegrandeeraelcine y elegimos a nuestra directora Iria Ares como representante, para participar en el reto de elegir, cada semana, «el mejor plano de la película».

En este post, Iria hace una recopilación, con motivo del cierre de la primera temporada del programa, de su TOP 10, “sus 10 fotogramas preferidos de la primera temporada de CLASSICS”. Muy pronto, en TRECE, más cine clásico. Felicidades a todo el equipo del programa. ¡Por muchos años más!

1. CASABLANCA (1942) de Michael Curtiz. «THE END. Y entonces fue cuando José Luis Garci decidió terminar con el mejor de los finales de la historia del cine. Como se han escrito -y se continuará…- ríos de tinta sobre esta obra maestra, hoy toca esforzarse. Y no para demostrar saber más que nadie, sino para demostrar no saber nada en absoluto. ¿Cómo es posible conseguir un milagro como el de Casablanca? Pues sencillamente, con oficio, talento y un poco de suerte. Casablanca no es ningún milagro, es la suma del talento de muchas personas. Y hoy quiero rescatar uno de esos «destellos de talento» de los que estaba lleno el cine clásico.

Pero vayamos por partes. O más bien por «trozos de película». Este fotograma es el fotograma clave de toda la secuencia. Si me apuran, de toda la película. Sin este fotograma, no tienes nada. ¿Cómo se puede saber eso? Revisen el film y verán que los trozos de película se unen cuando las cabezas de los amantes se encuentran en el interior del cuadro. Simple, pero directo al corazón.

El ejercicio entonces se torna muy sencillo: separar para juntar. Juntar para volver a separar. Separar. Juntar, pero con imposibilidad de perdurar. Eso es el CINE. Tiempo que huye y espacio que se construye. ¿Simple? Para algunos… Pero para muy pocos. Mi apunte es muy concreto: ¿Quién tomó la decisión artística y compositiva de escoger el sombrero curvo de Ingrid Bergman? ¿Quién debería de firmar este plano? ¿Quién tuvo el TALENTO INMENSO de percibir, sentir, palpitar un plano fijo, de dos, en el que la mirada del espectador no puede abandonar la curva? ¿Cómo es posible que todo este talento se pierda? Pregúntenselo tantas veces que les acabe doliendo la cabeza -y el corazón-. ¿Cómo es posible que ya no hagamos películas como las de antes? El cine clásico hace años que se subió con Elsa en ese avión… A sus amantes, huérfanos de talento, «siempre nos quedará París». QUE DIOS TE BENDIGA.

2- ESCRITO BAJO EL SOL (1957) del maestro John Ford. «Volvemos al maestro, al eterno poeta: John Ford. Con sus dos actores fetiche, Wayne y O´Hara, en plena madurez actoral. Con la contundencia y la sencillez del que se sabe bueno, muy bueno. De quien confía en su instinto y en su talento, forjados a fuego lento a lo largo de muchos años de buena práctica de un oficio, que nunca le desvelará todos sus trucos y secretos.

Este fotograma nos habla de la grandeza de Ford. De su relación ÍNTIMA con el CINE. Como pescador paciente, coloca su cámara. Espera, confía, e incita finalmente al pez. Crea, con sabiduría, lo más difícil, «el espacio vacío» en el que sucedan cosas. No hace falta nada más. Ni nada menos… Paciencia y oficio. Al final de este maravilloso encuadre, diseñado para que no puedas soportar el silencio de la incómoda intimidad, Maureen O´Hara, el personaje al que deseas acercarte. Situado lo más lejos posible del cuadro. Intocable. Para que JAMÁS PUEDAS SATISTACER LA NECESIDAD DE TU ALMA: el consuelo. Por si fuera poco, cuando Wayne se acerca, -que lo hará a medida que crezca el silencio- JAMÁS, NUNCA JAMÁS llegará a tocar a su mujer. ¿Por qué? Porque el sentimiento vive en lo INCONCRETO. En lo NO DICHO. Lo NO EXPRESADO. Y este es un principio universal que manejaba a la perfección el gran maestro de maestros, el cineasta que acabó haciendo poesía, John Ford».

3-  LA MUJER PANTERA. La película emitida es una «serie Z de terror» del año 1942, dirigida por Jacques Tourneur. «Hay que ser muy bueno. Muy bueno, para entender espacialmente el lenguaje cinematográfico. El blanco y negro pone a prueba a todo el mundo. O sabes componer, o sabes componer, no hay dónde ocultarse. El poder de la diagonal que ensancha el espacio más allá de nuestra imaginación, esa diagonal que atraviesa la imagen y parece no tener fin, permite al buen montador, al buen cineasta, «alargar el tiempo hasta el momento preciso». Sin esa composición, sólo puedes «asustar» al público, pero no mantenerlo en la incertidumbre y, por tanto, en la emoción. A mayores, el espacio descendente, creado a derecha de plano, anticipa un nuevo peligro que atacará desde el suelo: la pantera. El mal acecha desde ambos lados. Brutal composición».

4- CIUDADANO KANE. No podía ser de otra manera. EL PROGRAMA de Jose Luis Garci abre con Ciudadano Kane de Orson Welles (1941), para el que Iria escoge este plano. Y explica: «Seguramente no es el más espectacular, ni el más rompedor. Pero no puedo evitar celebrar la clara influencia de John Ford en toda esa secuencia del porche, así como la mano del maestro Gregg Toland. Apostaría a que ese triángulo del fondo lo colocó el propio Toland ahí mismo, donde está. ¿O no, @braugabriel?».

5- THE SET UP (1949) de Robert Wise. «El cine y el boxeo SIEMPRE han hecho buen matrimonio. Emocionante debate el de CLASSICS sobre estos dos mundos que confluyen de manera magistral en esta PELÍCULA SOBERBIA, -una más- del gran Robert Wise. Elijo este fotograma porque me impresiona por su sencillez. Su delicadeza. Su crudeza. Su puesta en escena. Su crueldad. Su frontalidad. Y, sobre todo… Su verdad. El individuo frente a su destino. Desprotegido. Despojado y solo. Un retrato impecable, que me recuerda -y mucho- a la obra del fotógrafo Eduardo Momeñe.

La vida en el arte puede explicarse de muchas maneras. Pero cuando se hace de una manera tan directa y contundente, te penetra hasta el fondo de todo tu ser. Una vida particular que se convierte en universal gracias al arte cinematográfico. Este es el poder de cineastas como Robert Wise. Este es el poder del BUEN CINE».

6- THE KILLERS (1946) de Robert Siodmak. «Si existiese un altar cinéfilo, o mejor, un panteón cinéfilo, Robert Siodmak tiene, indiscutiblemente, su sitio. No sólo por su talento cinematográfico, su valentía y su legado, sino por HABER DESCUBIERTO A AVA GARDNER. Apostó por su talento desde el principio, en un momento en el que en «La Metro» no sabían muy bien qué hacer con ella. Podemos incluso decir que, cinematográficamente, LA CREÓ. Y ensanchó los límites del cine negro y de la mujer fatal, aportando lo que sólo unos pocos escogidos pueden: LO ÚNICO, LO IRREPETIBLE, LO ETERNO.

En este fotograma vemos el nacimiento de dos estrellas atípicas, Ava y Burt, la simpleza de la composición, partida en dos por la imponente diagonal central, la llama, pasión que no se apagará nunca, encendida para los dos amantes, el blanco y el negro, la escala de grises, los volúmenes, los puntos de luz, el vestuario, el maquillaje, la peluquería… Y el piano, punto de apoyo de un cine con sustancia, un cine que se nos va escapando entre los dedos, como una suave melodía que ya sólo recuerda quien la tiene metida en el corazón… La llama… Que no se apaga nunca.»

7- LOS VIKINGOS (1958) de Richard Fleischer. «Jack Cardiff. GRACIAS AL CIELO POR JACK CARDIFF. Permítanme, en este post, hablar sobre el director de fotografía, más que sobre el director de la película. El talento creativo, delicado, pasional y milimétrico de Jack Cardiff se adueña de esta película desde el principio hasta el final. Este final en las alturas, que me recuerda al de Black Narcissus. TALENTO PURO. Imágenes que se han intentado copiar/reproducir una y otra vez, sin éxito. Fíjense en la altura de la cámara. El juego de perspectiva. Las líneas. Las curvas. La diagonal. Y claro, la LUZ. Maestro, como ningún otro, del Technicolor en exteriores. Por si fuera poco, introduce elementos -el viento-, agitando aquello que los buenos fotógrafos denominan «el carácter de la escena».

8- SALOMON Y LA REINA DE SABA (1959) de King Vidor. «La sensualidad del technicolor, del cine clásico y de la puesta en escena, que muchos llaman -con torpeza y equivocando al espectador- teatral, cuando debieran decir canónica… están reflejadas en este fotograma. Este tipo de encuadres mantienen la atención en la emoción, no en la acción. No siguen la historia, crean el mito. Le cuentan al espectador algo más verdadero que lo puramente real, lo limitado. Arriesgan, añadiendo sutiles detalles a lo que ya ha quedado profundamente asentado en el intelecto y en el alma: el sentimiento de belleza.

Para que algo exista ha de ser observado previamente… Añadamos: alguien con el sentido de la percepción dispuesto y despierto. Alguien como King Vidor, quien pudiendo colocar la cámara en mil y una posiciones diferentes, escoge aquella que más provoca al espectador sin llegar a insultarle. Y eso es, en mi opinión, una de las cosas más difíciles de conseguir cuando uno se plantea emprender la ardua tarea de dirigir una película».

9- EL TESORO DE SIERRA MADRE (1948) de John Huston. «El retrato en el cine es una de las cosas más complicadas que existen. No basta con hacer un primer plano del personaje, hay que hacer más, mucho más. ¿El qué? Principalmente SABER CUÁNDO Y CÓMO emplearlo. Si nos queremos cineastas el CÓMO y el CUÁNDO importan y mucho. El cine clásico reservaba el primer plano para el momento preciso. Lo cuidaba, lo preparaba y lo re-pensaba hasta la extenuación. Un rostro es un rostro. No se puede entender el cine americano sin los rostros que lo representan. ¿Por qué ellos sí y otros no? ¿Por qué Humphrey Bogart? ¿Por qué John Huston? ¿Por qué? ¿Por qué ellos sí y otros…? No busque las respuestas. Solo disfrute. Si uno se quiere cineasta, debe saber CUÁNDO Y CÓMO. Lo demás, es cuento».

10- TENER O NO TENER (1944) de Howard Hawks. «Escena hipnótica donde las haya. Increíble puesta en escena. Decían de Hawks que era «la mano invisible». Que los cortes, en sus películas, prácticamente ni se perciben. ¿Por qué? Analicemos. Una composición cerrada, de la que el espectador no puede escapar. No importa si empiezas en la lámpara, en Bogart, en Bacall o en el tercero en discordia… No importa. Siempre vuelves… a MIRAR. La LUZ de la puerta. La LUZ de Bacall anticipa el corte «natural» a su primer plano. Eso sí, deberá ser en contrapicado, para que la reina, reine. Apoyada en la puerta. Perfecta. Fumando. Esquiva y coqueta. Sumisa y libre. Como la actriz del cine clásico. Contradictoria. Pero siempre… ACTRIZ.»

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Iria Ares,
Estudo do momento

Desde A Coruña al Teatro Lara

#ViajesCreativos:

Desde A Coruña al Teatro Lara

20 de Julio de 2022 · Bombo Estudio

«El diseño nunca debería decir “Mírame”. Debería decir: “Mira esto”».

_ David Craib

Hace ya unos años que trabajamos en el diseño y comunicación de Estudo Momento; trabajando codo con codo con personas que se dedican en cuerpo y alma al mundo de la cultura y el espectáculo, llegas a entender y descubrir ese mundo fascinante del teatro envuelto siempre en un halo de misterio e intrigas que a veces incluso, no llegas a entender del todo.

Entre otros proyectos e ideas, la obra 1888. Señorita Julia llegó a nuestro estudio casi de casualidad y sin hacer demasiado ruido. Sinceramente, estaba eclipsada por otros proyectos que parecían más interesantes y prometedores. La versión de este clásico, llegó de la mano de su creador Xoán C. Mejuto, quién nos explicó detalladamente la idea, el guión, los primeros esbozos del atrezzo y lo que tenía en mente para el vestuario. Tomamos notas, así sin más, porque lo cierto es que luego comentábamos con él otro proyecto de esos que proyectaba su sombra sobre los demás.

Llegaron los primeros bocetos, aprovechando material de aquí y de allá para dar forma a la que sería la idea inicial, la primera toma de contacto con el espectáculo que nos estaban contando y que debíamos plasmar sobre un cartel.

“Debemos romper con todo lo anterior”, esa era la premisa. Pero la verdad es que eso no es fácil cuando llevas tanto tiempo trabajando con alguien y crees conocer sus gustos, por lo que en tu cabeza, eso se transforma en diseñar algo que consideras que no le va a gustar. Un retrato realizado por Eduardo Momeñe por aquí, un retrato realizado por Gabi Gago por allá, colores contrastados, tipografía grunge, y no sabemos muy bien cómo, pero la primera idea rompió con todo lo anterior a lo que estábamos acostumbrados.

Una vez más, el diseño nos sorprendía y nos recordaba la capacidad visual de comunicación que posee, consiguiendo generar diferentes sensaciones y perspectivas a las que estamos acostumbrados. Y sino, que se lo digan a los conocidos de Iria y Xoán Carlos, que dejaron claro que no contemplaban a sus amigos de siempre en este cartel. ¿Esa era la idea no? Romper.

La idea inicial empezó a funcionar y 1888.Señorita Julia ya tenía fecha de estreno: Arteixo, sería la elegida. ¡Pues venga! Qué mejor momento para conocer la obra y entender eso que nos transmitía Xoán C. Mejuto en sus bocetos iniciales. Allá que fuimos a ocupar nuestras butacas para disfrutar de una obra que prometía ser entretenida, macabra según sus actores, pero que sinceramente todavía no sabíamos muy bien el espectáculo que íbamos a encontrarnos sobre las tablas. Desde luego, esos 90 minutos lo cambiaron todo.

Foto: Xavi Gantes

Una hora y media de teatro que consiguió remover nuestras entrañas, provocarnos sensaciones contradictorias y sobre todo, plantear delante de nuestros ojos múltiples preguntas y cuestiones que creíamos que estaban ya respondidas y zanjadas. La obra nos traslada al año 1888, donde condes, señoritas y criados ocupaban palacios y se enzarzaban en historias del día a día. Pero ¿acaso la historia oculta de empoderamiento femenino, egos de masculinidad y lucha de clases que vimos no nos recuerda en cierto aspecto a la actualidad en ciertos aspectos? Sea como fuese, la intensidad de la función nos dejó asombrados y salimos de la sala con un concepto claro: la imagen gráfica debía estar a la altura transmitiendo así toda la fuerza del espectáculo.

Volvimos a ponernos manos a la obra diseñando todo el material corporativo de 1888. Señorita Julia: cartel, dossier de venta, contenido de redes…porque Madrid nos esperaba para descubrir el talento gallego una vez más.

Diseño dossier de venta

No lo vamos a negar, gracias al material fotográfico aportado por Estudo Momento, Xavi Gantes y Gutier Rolán, todo fue más fácil; solo tuvimos que dar en la tecla justa del diseño y plasmar todas las sensaciones e intensidad que nosotros mismos vivimos al ver la obra. Un par de pruebas y ¡listo!

Algunos, los menos, tildarán el diseño de atrevido, otros dirán que busca la polémica y nosotros decimos que transmite a la perfección la intensidad de la obra. ¡Oye! Y ni tan mal por los buenos comentarios que recibimos desde Madrid.

Además, ya lo decía Iria Ares: “ Strindberg nos grita una verdad desde el pasado que nos sigue incomodando hoy: nos gusta juzgar a los demás. Esta sociedad premia la elocuencia y el lenguaje políticamente correcto. Strindberg nos arroja verdades insoportables desde… el silencio. Siempre será un autor incómodo y eternamente actual”. Incómodos, si, eso puede ser lo que haga sentirse este diseño a los más conservadores.

Una vez más, el diseño nos da una lección y nos enseña de nuevo que nunca debemos subestimar una idea ni un proyecto, porque absolutamente todos los proyectos con un poco de trabajo pueden despegar y explotarnos en las manos, mostrando todo su potencial. Y si no, que se lo digan a nuestro diseño, ocupando las calles de Madrid impreso en una lona de 2 metros, esa Señorita Julia que entró en el estudio sin hacer demasiado ruido y vino para revolucionarlo todo.

Diseño cartel 1888. Señorita Julia

Cecilia Martínez
Bombo estudio

Cuando Eduardo Momeñe me desnudó..

#ViajesCreativos:

Cuando Eduardo Momeñe me desnudó...

22 de Junio de 2022 · Iria Ares

En el diálogo con nuestro oficio, si nos queremos libres, uno pretende trascender ese juego de repeticiones al que nos somete nuestra mente prosaica y mediocre, y descubrir, en una especie de nueva combinación aleatoria -a la que algunos llaman inspiración-, un nuevo resultado que nos permita escapar de nosotros mismos.

La mente siempre vuelve a espacios comunes. Si uno la observa lo suficiente, se dará cuenta. Quizá en el desarrollo de un arte creativo sea más fácil familiarizarse con este mecanismo. Pero no por ello, será más fácil de superar. La disciplina es algo curioso. Si se priva de pequeñas dosis de incoherencias, jamás podrá ser digna de nada, salvo del reconocimiento público.

Y esa fue mi experiencia con Eduardo Momeñe. Una serie de circunstancias aleatorias que nos llevaron a compartir una mañana de trabajo. Una sesión fotográfica, en la que Eduardo me desnudó.

Pero vayamos al principio…

«Si alguna vez puedes conocer a Eduardo Momeñe, no lo dudes. Es una de las personas
que más sabe de fotografía, un auténtico maestro».

Gabriel Brau, fotógrafo.

Esta frase retumbó en mis oídos. Si Gabriel Brau, un gran maestro, decía que había un maestro de maestros, entonces… ¿no habría que hacer lo que hiciese falta para encontrarlo? Y lo único que hizo falta fue haber rodado Badaladas de Amor e Morte. Ese cortometraje me ha dado las mayores alegrías de mi vida. Cuando Momeñe ve Badaladas, me invita a tener una sesión fotográfica en su estudio, en Madrid. Algunas de las fotografías de esa sesión están recogidas en este artículo. No voy a hablar de fotografía. No voy a hablar de interpretación. No voy a hablar de proceso creativo. Simplemente hablaré de la TRANSFORMADORA EXPERIENCIA DE POSAR PARA EDUARDO MOMEÑE

El cine es emoción en movimiento. Como actriz, mi trabajo consiste en crear un espacio-tiempo dentro del cuadro, un lugar compartido con el espectador, radicalmente diferente del cotidiano. Como directora, mi tarea es la de distribuir y agitar los elementos a mi disposición con un único propósito: «esperar el momento». En definitiva, yo siempre había pensado que sin movimiento, sin acción, no hay momento. La fotografía de Momeñe, su visión, demuestra lo contrario.

Hay que ser muy bueno para ser un gran arquero. Hay que ser un gran maestro para enseñar a un buen arquero a ser el mejor de los arqueros. Pero sólo alguien que HA CONOCIDO tirará el arco y las flechas. Las mejores cosas SUCEDEN. No las haces TÚ. Eduardo Momeñe «simplemente» te pone delante del objetivo de su cámara. NADA MÁS. Con este acto simple, tan aparentemente poco preparado, consigue entrenar tu capacidad para VIVIR EN EL SILENCIO.

Delante de su objetivo no valen las poses forzadas. Los personajes. Los vestuarios o las caracterizaciones. No vale nada de lo que crees. Nada de lo que piensas dominar. No vale quién eres o a qué te dedicas. Ni siquiera vales «tú». Sólo está EL MOMENTO PRESENTE. EL SILENCIO. LA QUIETUD.

Cuando miro las fotografías que me hizo, no me reconozco. Y, sin embargo, estoy ahí. Vestida sin ropa. El fotógrafo parece sujetarme con unos hilos invisibles. Ha conseguido retenerme en el tiempo. Sus hilos son mágicos, están y no están. El cine es emoción en movimiento. Y Eduardo Momeñe detiene el tiempo en sus fotografías.

No he sido capaz de resolver la paradoja. Y espero no hacerlo nunca. Ahora entiendo que esta experiencia no se resuelve, se vive. La paradoja de intentar retener el tiempo. Cada uno a su manera… Con su búsqueda. Conecto con Momeñe a un nivel muy profundo porque para mí, la principal aportación del cine a la humanidad son sus actrices del Hollywood dorado, estatuas perfectas que han conseguido congelar un tiempo eterno, el de la belleza trágica, vivas y muertas a la vez. Impenetrables. Misteriosas. Inabarcables. Creadas pero insumisas. Explosiones atronadoramente silenciosas.

¿Qué somos sino «sombras que caminamos»? Pozos de silencio. Nuevas dimensiones para la experiencia humana. ¿Descenderemos sobre aquellos que están preparados para recibir la VERDAD?

Hay fotografías que «van hacia dentro» y fotografías «que van hacia afuera». Silencios que se encuentran cuando se agita la periferia y otros, cuando uno se sienta a esperar. Hasta mi encuentro con Momeñe, la amplitud de mi experiencia, de mi percepción, era muy limitada. Hoy, algunas de esas barreras se derrumban para siempre. No hay que tener prisa. Las mejores cosas SUCEDEN. No las haces TÚ.

Otro gran maestro, Graham Dixon me habló por primera vez de unos PRINCIPIOS UNIVERSALES con los que todo artista debía de relacionarse una y otra vez, una y otra vez. No son leyes, ni normas. No son teorías, ni métodos. Son MISTERIOS VIVOS. EXISTEN. Desde entonces, mi única obsesión ha sido la de incrementar mi número de encuentros con esos principios universales.

La fotografía de Momeñe, mi experiencia posando para él, ha sido un billete en primera clase. Agradecida siempre.

«Si alguna vez puedes conocer a Eduardo Momeñe, no lo dudes. Es una de las personas
que más sabe de fotografía, un auténtico maestro».

No sé qué nos deparará el futuro, pero lo que sí puedo asegurar es que un juego combinatorio me llevó a dar un giro radical a mi vida. Conocí a Eduardo Momeñe una buena mañana de diciembre, y este encuentro fue decisivo en mí como actriz, como directora y como mujer.

El resto… Es tiempo.

Las mejores cosas SUCEDEN. No las haces TÚ.

CRÉDITOS

Sesión Fotográfica de Iria Ares con Eduardo Momeñe.
En el estudio del fotógrafo en Madrid.
Diciembre de 2021.
Vestuario: ZARA.
Caracterización: Mara Collazo y Montse Boqueras.
Con la colaboración de La Kasa del Maquillaje.
Fotografías de Making: Xoán C. Mejuto.
Diseño del post: Bombo estudio

Iria Ares
Estudo Momento

El Sonido en Le Cinéma Est Mort. Anatomía de una crítica cinematográfica.

#Viajes:

El Sonido en Le Cinéma Est Mort. Anatomía de una crítica cinematográfica.

3 de Marzo de 2022 · Por Alberto Beade

Antes de nada, debería advertirte, si, como a mi, te gustan los artículos bien escritos, amenos e interesantes, deberías dejar de leer este, ya! pero si aún así, decides arriesgarte, espero que recuerdes que estabas avisado/a.

Llevaba colaborando casi un año con la compañía de teatro Estudo Momento, cuando un buen día recibí la llamada de Iria Ares y Xoan Carlos Mejuto. Una llamada diferente, esta vez me proponían participar con ellos en un cortometraje: “Le Cinéma Est Mort, Anatomía de una crítica cinematográfica”. Habían pasado más de nueve años desde mi última participación en un proyecto cinematográfico y la propuesta me cogió por sorpresa.

Xavier Gantes y Alberto Beade. En el set de Le Cinéma Est Mort. Fotografía: Iria Ares.

Leí el guión: Hitchcock, Truffaut, suspense, cine clásico… todo sonaba genial y por supuesto acepté la oferta. Siempre me he sentido atraído por el proceso constructivo del diseño de sonido. Ir a las localizaciones y a los ensayos con el resto del equipo, obtener ideas, dar ideas, colaborar. Pero en este caso, no fue posible debido a la complicación de fechas previas al rodaje.

Tuvimos que conformarnos con breves encuentros y llamadas telefónicas en los que fuimos acercando criterios e ideas. En seguida estuvimos de acuerdo en que el sonido del cortometraje debería ayudar a transportarnos al cine clásico; apenas sonido directo, creando atmósferas con efectos, ambientes o música. Los objetivos estaban claros, mi misión consistía en hacerlos realidad. 

Comienza el rodaje. Localización única en la cúpula del monte de San Pedro en A Coruña.

Formamos un equipo muy reducido, algunos no nos conocíamos y aun así enseguida empezamos a trabajar compenetrados y de manera muy cómoda, un ambiente así, siempre enriquece el trabajo de todos los equipos.

Alberto Beade y Gutier Rolán. Fotografía Making Of de Le Cinéma Est Mort: Xavi Gantes.

Durante todo el rodaje, a pesar de ser mediados de agosto, un fuerte viento no dejó de acompañarnos, lo que complicó la grabación de varias escenas. Otro problema que se presentó fue la gran cantidad de turistas que esos días visitaron el Parque de San Pedro, que nos permitían pocos momentos de silencio. Esto me obligó a cambiar de idea; en vez de recoger el sonido con micrófonos de condensador, pasé a usar exclusivamente micrófonos inalámbricos en los actores con la esperanza de conseguir audios válidos con los que pudiera trabajar en la postproducción.

Decidí afrontar la grabación del sonido directo como si fuese un ensayo en el que las localizaciones, la fotografía y las actuaciones me ayudaban a completar los paisajes sonoros imaginados, usando cada escena, cada toma, como fuente de ideas.

Sonido. Fotografía Making Of de Le Cinéma Est Mort: Xavi Gantes.

Termina el rodaje. Esa misma tarde descargué todo el sonido y comencé a construir ambientaciones con audios grabados, añadiendo capas y filtrando y eliminando sonidos, buscando atmósferas que pudieran funcionar. En pocos días tuve la primera versión del montaje de imagen y sobre él comencé el trabajo de postproducción. Una vez situados los ambientes, el siguiente paso, la grabación de las voces en off. 

Iria, tomando como referencia las conversaciones de Hitchcock con Truffaut, había conseguido un elenco de voces que hacía el proyecto más atractivo. Graham Dixon pondría la voz a Hitchcock, Tim Redford sería Truffaut y Luz Altamira, la traductora. Surge el primer problema: Dixon cae enfermo y no puede grabar. Iria toma la decisión de usar las conversaciones originales de Hitchcock escogiendo las intervenciones que le interesan,

añadiendo las preguntas de la intérprete. Pero los problemas no terminan ahí, debido a las restricciones de movimiento durante la pandemia, Luz no puede desplazarse a un estudio a grabar sus locuciones. Después de sopesar varias opciones, decidimos realizar varias de pruebas de grabación en los diferentes dispositivos que tiene a mano, y quedarnos con la mejor, teniendo en cuenta la textura final que buscábamos.

Foto Fija de Le Cinéma Est Mort: Xavi Gantes.

El siguiente paso fue grabar el foley, para mí, la parte más divertida. Debido al exceso de ruido ambiente durante la grabación, decidí grabar todos estos sonidos a posteriori, utilizando el mismo atrezo del rodaje, usando, esta vez sí, una combinación de micrófonos de condensador. Sencillo y rápido.

Foto Fija de Le Cinéma Est Mort: Xavi Gantes.

Hasta aquí, todo el trabajo lo había preparado en casa. Para el siguiente paso, la pre-mezcla, decidimos, para mayor comodidad, reunirnos en un estudio. Con las ideas muy avanzadas, en menos de una hora, Iria y yo afinamos, a falta de la música, lo que sería la mezcla final. Le mandamos esa pre-mezcla a Klaus, el compositor, que no tardó en enviarnos su propuesta musical, pero, como suele pasar, nos quedamos sin tiempo. Al día siguiente de recibir la música, tenemos que entregar el cortometraje. Debido a la necesidad de supervisar los últimos retoques, pero con la idea bastante clara de lo que queremos conseguir, Iria delega toda su confianza en mí para la mezcla final.

Fotografía Making Of de Le Cinéma Est Mort: Xavi Gantes.

Incorporo la música al resto de la mezcla, trabajando con ella hasta crear un paisaje sonoro homogéneo que se funda con la imagen de una manera natural y le aporte intensidad cuando lo requiere. Terminado este proceso, lo envío para el montaje final con la imagen, donde la directora lo aprueba y se da por finalizada la película.

Unos días más tarde, recibo una llamada diferente: ¿Puedes escribirnos un artículo del trabajo de sonido en este cortometraje?

Alberto Beade
Técnico de sonido

Si quieres ver el cortometraje de Le Cinéma Est Mort. Anatomía de una crítica cinematográfica, co-producido por Estudo Momento y la Embajada de España en Francia, te dejamos en abierto el enlace a VIMEO.

Le Cinéma Est Mort. La visión del compositor

#Colaboración:

Le Cinéma Est Mort.Anatomía de una crítica cinematográfica. La visión del compositor.

24 de Febrero de 2022 · Klaus Martínez Veiga.

«El arte es el arte y todo lo demás es todo lo demás.»

– Ad Reinhardt

Cuando un compositor de música recibe una llamada de un director del ámbito audiovisual, siente una especial emoción ante las expectativas de la misma, especialmente si es por la concepción de un nuevo proyecto. Como siempre suelo hacer en estos casos al abordar una composición musical para audiovisual, la banda sonora debe, y este siempre es mi punto de partida en el arte cinematográfico, “apoyar” y remarcar con la música el mensaje dentro del lenguaje visual en su término más conceptual de la obra, considerando la música como un complemento y, consiguiendo, gracias a ello, que la banda sonora brille en su justa medida para realzar el proyecto en su totalidad. La música que acompaña es aconsejable, al menos en un primer momento, el precepto de “menos es más”.

En el caso que nos ocupa, la llamada de la directora Iria Ares (La Coruña, 1988) para componer la banda sonora del proyecto audiovisual “Le cinéma est mort, Anatomía de una critica cinematográfica”, supuso una bocanada de oxígeno y un paréntesis dentro de un oficio en el que en la actualidad, habitualmente, el margen temporal para desarrollar la música de un producto audiovisual es escaso para el creador. No tanto por componer la música en sí, sino para poner la misma en perspectiva.

Las primeras palabras de la directora Iria Ares para el desarrollo de la música de tan maravilloso producto fueron en un primer momento enigmáticas, pero sin duda motivadoras…. “Klaus, siéntete libre, escribe hacia donde la imagen te lleve y tómate tu tiempo”. De este modo, la propia imagen me llevaría por el camino correcto.

 

Y esta ha sido la experiencia. Con Iria Ares a los mandos del avión, ha sido un viaje ligero y sencillo, en el que cualquier propuesta musical basada en la imagen habría de encajar, tanto por su precisión musical como por la claridad que genera en la escena.

La factura de la obra “Le cinéma est mort” es cristalina; los planos son cómodos, tratados con increíble respeto y dejando que la historia nos atrape poco a poco, generando preguntas al espectador desde el principio hasta el final de la historia.

La agilidad narrativa es perfecta, y el ritmo establecido por el montaje nos incita a disfrutar de lo que estamos viendo. Para un compositor de música de formación clásica como es el caso del que aquí escribe, ha sido un regalo artístico.

En cuanto al abordaje del aspecto musical de “Le cinéma est mort” desde un primer análisis tenía claro ciertos principios en los que basarme, sobre todo partiendo de su maravilloso espacio sonoro, y en particular sus extraordinarios silencios.

Le cinéma est mort” está basada, en primer lugar, en la técnica acusmática como aspecto musical central, en la cual se le da más predominancia al timbre que a otras herramientas compositivas más ortodoxas como la armonía, melodía o métrica escrita. En segundo lugar, los principios de la música concreta, cuyos fundamentos teóricos y estéticos fueron establecidos por el compositor e investigador Francés Pierre Schaeffer (1910-1995), al descontextualizar en
la medida de lo posible el sonido del propio instrumento y entendiendo la música como una sucesión de sonidos, priorizándolos en sí mismos y no en los instrumentos con los que fueron generados. Además, la obra de Iria Ares se ejecuta con ciertas reminiscencias de la cultura Francesa, y la sinergia que se genera con el sonido ambiente, el respeto a los momentos de silencio, la imagen y la banda sonora compuesta desde esta perspectiva, hace que “le cinéma est mort” sea uno de mis trabajos musicales más personales y experimentales. Todo ello sin dejar de lado la frescura y la modernidad.

Continuando con el trabajo de Pierre Shaeffer, las imágenes de “Le cinema est mort” sugieren grandes autores de cine clásico, y con ellas esa coherencia de las técnicas aplicadas, es decir, el tratamiento del propio sonido en el momento de la creación musical, modificando mi propia perspectiva y ejecución en la creación de la banda sonora dentro del estudio.

Además, entre otras técnicas utilizadas, es de especial relevancia el aislamiento de los objetos sonoros, convirtiéndolos simplemente en portadores de conceptos, en el que no es tan importante el tipo de instrumento sino la manera en la que se afronta su escucha en el contexto. Aparentemente, esto era lo que me sugerían las imágenes en el momento de la creación.

Decidí no utilizar el secuenciador digital del ordenador (DAW) Digital Audio Workstation, apartándome por completo del entorno digital, aplicando técnicas más analógicas para la grabación a una toma, utilizando en su lugar un multipistas TASCAM DP24 y diverso material e instrumentos hardware, tal y como se hacía en el máximo esplendor del cine clásico y en los formatos de experimentación musical en esa época.

Ha sido una aventura musical y artística apasionante.

No puedo dejar de citar al resto de miembros del proyecto, sin cuya pericia técnica en sus respectivas especialidades no hubieran sido posibles todas las bondades aquí descritas. El director de fotografía Suso Bello (A Coruña 1968) consigue establecer una atmósfera a través del cromatismo a lo largo de todo el metraje que sorprende desde el primer plano. Alberto Beade Ríos, sonido de directo y de la postproducción. El realizador audiovisual, Rolan Gutier, en esta ocasión delante de la cámara interpretando al hijo ficticio de Francois Truffaut. Producido por Estudo Momento sobre una idea original del actor y productor Xoan Carlos Mejuto y con la participación del fotógrafo Xavi Gantes.

Finalmente, se ha contado con la inestimable colaboración de Tim Redford, director del Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand, Francia y de Luz Altamira, pionera e introductora de El Arte de la Palabra en España.

Le cinéma est mort: Anatomía de una crítica cinematográfica”, pequeña joya audiovisual para saborear poco a poco.

Antonio Brea Ramos
Editorial