#Colaboración:
HITCHCOCK: POR QUÉ EL MAGO DEL SUSPENSE ES AÚN MEJOR AL DESVELAR SUS TRUCOS
27 de Mayo de 2021 · Por Xavi Gantes
Making Of Rodaje Badaladas de Amor e Morte de Estudo Momento. Fotografías Xavi Gantes
Muchos hablan (hablamos) de la magia del cine. Y a la mayoría nos vienen a la mente imágenes del Hollywood clásico, o incluso de aquellas primeras películas mudas en las que comenzaba a nacer un lenguaje audiovisual que iría perfeccionándose con los años.
A otros, como es mi caso, se nos aparecen además una serie de fotografías, muchas de las cuales no son los fotogramas de las películas, sino imágenes de los actores en el set de rodaje; Cary Grant fuma sentado en una de esas maravillosas sillas de loneta tan icónicas, mientras en la silla de al lado, aparentemente en su mundo, Grace Kelly brilla como… Pues como sólo brillaba Grace Kelly.
Desde que tengo uso de razón (algunos dirían que eso sucedió hace muy poco y otros que eso aún no ha pasado) me ha atraído lo que sucede entre bastidores. Al principio me generaba una enorme curiosidad el teatro, lo que habría tras el telón, y posteriormente me sucedió con el cine: ¿cómo habían conseguido hacer “King Kong”? ¿Y los esqueletos guerreros de “Jasón y los Argonautas”? ¿Qué sucedía tras las cámaras? ¿Cómo era realmente un set de rodaje?
No recuerdo cuándo ocurrió, pero cierto día pude ver algunas fotos de making of del episodio IV de Star Wars, y en lugar de pensar “vaya cutrez, visto así parece de chiste”, me encantó ver los hilos de la marioneta; el elenco vestido con sus trajes intergalácticos charlaba y hacía el tonto, un tipo con traje de soldado imperial se comía una hamburguesa… Era como meterse de lleno en la filmación.
Ver aquello no hizo sino incrementar mi admiración por el cine; la capacidad de convertir un trozo de cartón piedra en las tablas de los diez mandamientos. La magia, explicada, era aún más mágica.
Rodaje de El resplandor
– Autor desconocido
Laurence Olivier y Jean Simmons en el rodaje de Espartaco
– William Woodfield
Jack Nicholson sonríe con su sonrisa jacknicholsoniana (hoy estoy sembrado) mientras sostiene el hacha con la que va a destrozar la puerta del baño del Overlook, con Kubrick observando desde detrás de la cámara; Laurence Olivier fuma con el guión de Espartaco en el regazo y charla con Jean Simmons, que está tumbada descansando junto a su perro Fluffy (nombre ficticio, pero me daba pereza buscarlo, para qué engañarnos). ¿Quién hace esas fotos? En ocasiones son miembros del equipo, pero casi siempre son los encargados de la foto-fija o fotógrafos contratados en exclusiva para esa labor, con fines promocionales.
Como fotógrafo, me siento fascinado por ese choque de mundos: fotografiar el interior de la chistera del mago, los dobles fondos; documentar una parte que está normalmente escondida para los ajenos a un rodaje, pero que es, para mí, el motor de una filmación.
Normalmente las fotos de making of se quedan en anécdotas, nunca valoradas como algo artístico, y sus autores caen en el olvido. Me decidí a escribir este artículo gracias a que un gran amigo me prestó el libro “The Godfather Family Album”, de Steve Schapiro. En él, Schapiro compone literalmente un álbum familiar, un diario de rodaje de las tres partes de “El padrino”. Coppola le encargó documentar todo el rodaje y el fotógrafo se dedicó a retratar ensayos, bromas, discusiones,… Los trucos del mago desvelados, como decía.
Steve Schapiro – Rodaje de El padrino
Dennis Hopper – Rodaje de Apocalypse Now
– Mary Ellen Mark
¿Y cuándo hablas del gordo inglés del título?, os preguntaréis algunos. ¿Vas bien abrigado?, se preguntará mi madre. ¿Has puesto a Hitchcock en el título para escribir el artículo sobre lo que te dé a tí la gana?, se preguntarán en Estudo Momento. Tranquilidad.
Llegamos al fin al meollo: el señor Alfred Hitchcock (sí, me aseguré en Google de cómo se escribía) entra en escena. ¿Por qué este director es tan fascinante? Pues, en mi humilde opinión, porque es El Rey del artificio. Me explico: si hasta ahora os he hablado de lo que me entusiasma conocer los entresijos de un rodaje y de la creación de una película, el tito Alfred eleva la ingeniería creativa hasta cotas insospechadas.
Nadie como Hitchcock ha sido capaz de usar a sus anchas un lenguaje como el del cine para transmitir sensaciones; y lo mejor: si ese lenguaje se le quedaba pequeño, inventaba los términos necesarios. Hitchcock era capaz de innovar; no sólo tenía esa capacidad creadora, sino que se rodeaba de aquellos que tuvieran ese mismo talento generador para que la obra completa fuese una máquina perfecta. Manejaba un universo en el que sordidez y elegancia tenían un acabado único, que en pantalla, gracias a que además trabajaba con los mejores directores de fotografía (fascinante Robert Burks en “Con la muerte en los talones”, por poner un ejemplo) plasmaban una riqueza visual excepcional.
Tiros de cámara novedosos, virguerías visuales (“La soga”, “Vértigo”, “Psicosis”, …) Todo al servicio de la narrativa; para aquellos que estamos dentro de cualquier proceso creativo, es increíble saber qué herramientas usó un director de la talla de Alfred Hitchcock para ser capaz de resolver los diferentes problemas que se fue encontrando a la hora de armar las piezas que componen cada una de sus obras.
Una de las principales cualidades de H. (sí, es por pereza) es que, en mi opinión, el conjunto de la película es tan potente que esos artificios narrativos no la lastran, algo que sí sucede en la actualidad con el exceso de movimientos de cámara y con unos efectos especiales (CGI a cascoporro) que suelen ahogar el conjunto y que a menudo envejecen mal y resultan más “cantosos”, afeando mucho el visionado posterior (para muestra “El Irlandés”, de Martin Scorsese, cuyos rejuvenecimientos faciales y el coloreado digital de los ojos del personaje de De Niro son terribles y acabaron resintiendo el resultado final).
Rodaje de Apocalypse Now
– Mary Ellen Mark
Paul Newman en el rodaje de La leyenda del indomable
– Dennis Hopper
Las fotografías de rodaje de las películas de Hitchcock, cobran para mí una importancia capital porque refuerzan el mito: tras toda la literatura que ha generado (“El cine según Hitchcock”, escrito por otro grande del séptimo arte, Truffaut), documentales (sobre la secuencia de la ducha de “Psicosis” hay unos cuantos), declaraciones de actores y actrices que sufrieron en sus carnes (sobre todo ellas) la tiranía y la obsesión cuasi psicótica de Hitchcock, las fotos de making of son un viaje a la mente de un creador único y lleno de claroscuros, como lo son también las de Steve Schapiro en los rodajes de “El Padrino”, las de Dennis Hopper (cuando no estaba más colgado que un cuadro) o las de la genial Mary Ellen Mark, que lleva casi 50 años trabajando tras las cámaras (buscadla ya, es una orden): documentos que nos permiten asomarnos a un mundo en el que se mezclan glamour, sudor y arte; en el que los magos pueden presumir de sus trucos.
“Balle Voyage” está ya en marcha, y yo estoy deseando poder fotografiarlo; meterme hasta la cocina y empaparme de esa maravilla que es para mí el cine dentro del cine.
Xavi Gantes,
fotógrafo